Los alumnos del centro de excelencia verde y promoción rural de Llombai, EFA La Malvesía, han puesto en práctica la teoría aprendida en el grado medio de Aprovechamiento y Conservación del Medio Natural (ACMN), a través de la colocación de trampas ecológicas para controlar la procesionaria de los pinos del polideportivo de Alfarp.


Estas orugas, que proliferan en las copas de los pinos principalmente durante los meses de febrero, marzo y abril, suponen un riesgo para humanos y animales. Cuando entran en contacto con las mascotas, pueden sufrir daños en la lengua que pueden llegar a provocar su muerte. Los pelos de esta lombriz actúan como dardos envenenados y también son urticantes al contacto con la piel de las personas. De hecho, este tema se trata en las administraciones públicas como un problema de salud pública, por ello La Malvesía ha puesto al servicio del bien común los conocimientos de sus estudiantes para evitar el desarrollo de los gusanos.


La actuación ha consistido en la instalación de una trampa collar que aprovecha el descenso de las orugas. No utiliza ningún producto químico, su funcionamiento es puramente mecánico y utiliza una fase de la vida del insecto, la procesión. Y es que éstas descienden del árbol una detrás de otra, hacia finales del invierno, para enterrarse y empezar a transformarse en mariposa. Estorbadas por esta herramienta, van bajando al saco colector y, creyendo llegar al suelo, se entierran en la misma bolsa llena de tierra para empezar su metamorfosis. Una vez lleno, bastará con retirarlo a principios del verano y destruirlo. “Es un sistema sencillo, rápido y respetuoso con el medio ambiente. Su éxito está asegurado gracias a una masilla ecológica que permite rellenar los espacios que hayan podido quedar entre el tronco y el mismo collar. Este método está convalidado por el Instituto Nacional de la Investigación Agronómica de Francia (INRA) y tiene una gran eficacia. Para nosotros, es un orgullo ver crecer a nuestros alumnos y comprobar sus buenas aptitudes en estos entornos prácticos”, apunta José Argente, profesor de la escuela.