Valencia preparó su apuesta por la sostenibilidad en una gran presentación de la campaña, donde se apostó por la claridad, el compromiso y una gran cota de apoyo institucional presente en una de las naves del Parc Central. Todos llegaron a la conclusión de que la principal razón de esta candidatura es el de intentar cambiar el modelo económico de la ciudad, centrado en un neoliberalismo salvaje. Para ello se puso como ejemplo, el Día de la Sobrecapacidad (el día en que la ciudad ha consumido los recursos que le corresponderían por previsión a un año entero). Este hecho se produjo el pasado 25 de mayo; es decir, que en poco menos de 6 meses, se consumió el doble de lo que correspondía para este año 2021.

En la exposición también se le dio muchísima importancia al cumplimiento de los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible planteados por la Organización de las Naciones Unidas para garantizar un futuro sostenible para todos, así como la aprobación de una Agenda 2030, a nivel autonómico una Agenda Urbana, y por lo que hace a la Comisión Europea, la instauración, además, del Pacto Verde Europeo -comocido como European Green Deal-, por el que se pretende que Europa sea, en el año 2050, el primer continente climáticamente neutro.

Medidas institucionales óptimas para impulsar la candidatura de Valencia como Capital Verde Europea en 2024, además de contar ya con una buena infraestructura: 4000 nuevos árboles plantados en los últimos meses, un plan verde y de biodiversidad con proyectos por valor de 25 millones de euros, 160 kilómetros de carriles bici, 70% de la flota de autobuses públicos renovados y 155.000 metros cuadros peatonales, entre otras cosas. Condiciones inmejorables para disfrutar de este proyecto, con el que la EFA La Malvesía espera poder colaborar con el proyecto Erasmus + K3 EPLUG para conseguir el reto de Valencia 2024.

Sobre la denominación Capital Verde Europea

Es una distinción que se otorga desde el año 2010, con una dotación económica de 350.000 euros y que, hasta el momento, solo 13 ciudades han recibido: Estocolmo, Hamburgo, Vitoria, Nantes, Copenhague, Bristol, Ljublijana, Essen, Nijmegen, Oslo, Lisboa y Lahti. La gran mayoría, ciudades del centro y norte de Europa, lo que hace evidente su gran ventaja en políticas medioambientales con respecto al resto de continente. Esa diferencia se ha visto reducida en la Ciudad de Valencia durante los últimos años, y el proyecto es una gran oportunidad para acortar todavía más esas diferencias.